viernes, 23 de diciembre de 2011

Era su sonrisa

"Un día sin sonrisas es un día perdido". Charles Chaplin.

Botas blancas. ¡Vaya una hortera!. Botas blancas. ¡¡¡¡¡Botas blancas!!!!! Odio las botas blancas. Se ensucian, parecen de plástico. ¡Madre mía! ¡Botas blancas!

Vaqueros. Chaqueta azul, de ésas que parece que no abrigan mucho. Bufanda. Brazos cruzados protegiendo el cuerpo del frío. Efectivamente, no abrigaba mucho. Melenita corta, por debajo de las orejas. Flequillo corto. Alguna onda. Tinte castaño claro. Tinte seguro. Yo me hice eso hace años y se me quedó ese color.

Y de repente, saluda, como hacen todos sus ¿amigos? ¿estaría con amigos?, al que faltaba, al que acaba de llegar. Y sonríe. Tiernamente. Sigue sonriendo. Parece que le interesa lo que dice ése al que acaba de saludar. Y se vuelve a cruzar los brazos, pero no deja de sonreír.

¡La de cosas que puede hacer una sonrisa! Ni las botas eran ya tan horteras, ni creo que el pelo fuese teñido. Simplemente sonreía.

Feliz Navidad

lunes, 12 de diciembre de 2011

A mediados de diciembre ya puedo hablar de Navidad

"Jesucristo era un tío normal, pacifista, intelectual,
siempre al lado de los pobres, defendiendo sus valores,
siempre en contra del capital.
Crucificado como un animal, defendiendo un ideal.
El abuso de riqueza se convierte en la miseria más injusta
de la humanidad". Ska-p

Haré mi propia visión de la Navidad. Luces de colores y olor 
a castañas asadas.
Escaparates divinos. A cada cual más boniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii 
(y me faltan íes)to.
Niños disfrazados de pastorcicos (dejemos a los niños, al fin y al cabo 
ellos no tienen la culpa de nada). Padres que visten a niños de pastorcicos 
y, de paso, les compran petardos.
Familias que se reúnen al "calor" del hogar... con las críticas de la cuñada 
de turno en la cena de Nochebuena o el novio de ocasión de la prima de siempre, 
nos subirán los calores para el todo enero y febrero... 
Y gracias a esa exaltación propia de la euforia que nos produce criticar
pasaremos calentitos lo que nos queda de invierno.
Cenas ostentosas no. Lo siguiente.
Lotería, que este año me toca, así que me dejo los cuartos. 
¿Qué más da comer en enero? Carpe Diem, quelo llaman.  
 
 
 
El problema es que me gusta. Obviedades como las anteriores que me hacen ir 
de sobrada... no. Eso lo olvido.
Como la mayoría de los mortales con los que me cruzo, viniendo de comprar 
"el gorro a juego con el disfraz de pastor de Paquito"; "la terminación 5, 
que es la única que me falta de la lotería"; "y la falda más guachipiruleta 
de Zara para estar exquisita en Nochevieja..." 
Me gusta. Ver bolas brillantes en los escaparates. Y cenar con Samuel, 
Fernando, Antonio y Pablo en Nochebuena y que... de repente
aparezca el tío Rafa vestido de Papá Noel. 
 
Me gusta pensar que ese momento va a llegar al ver las bolas brillantes 
del escaparate anterior.
 
Y oler a leña al llegar al llegar al pueblo. 
Y salir por la noche y al respirar fuerte ver como se refleja
tu aliento en el aire. Vaho.
 
Hay algo en Navidad. No digo que sea bueno. Digo que simplemente: hay algo. 

domingo, 20 de noviembre de 2011

Democracia

"La democracia debe guardarse de dos excesos: el espíritu de desigualdad, que conduce a la aristocracia, y el espíritu de igualdad extrema, que conduce al despotismo". Montesquieu

Se levantó en Madrid. Parecía contento. Aunque pensaba que habría amanecido nublado en su tierra, más al norte, pegando al mar y recordó la primera vez que tuvo que hacer lo mismo que haría hoy...más de 30 años atrás. Mientras preparaba café, decidía que barra de labios le iría mejor a su traje de chaqueta rosa, siempre rosa... a juego con sus ideales,valores y pintalabios del último par de años, y, por qué no decirlo, incluso antes también. Aliviado, besó a su mujer, sabía que sería despedido por abucheos... pero, tenía que confesarse a sí mismo (¿a quién sino?), que también esperaba algún aplauso. Acordándose, en Sevilla, de sus años como vicepresidente, no podía evitarlo en aquellas fechas, se miró en el espejo y se dio cuenta de que el paso del tiempo se reflejaba en las múltiples canas que recorrían su anterior cabeza morena. Impecable, decidió poner algo de verde, color de la esperanza, en su perfecto y sencillo ("ahí es donde se diferencia el buen gusto") tocado. Y se limpió las gafas antes de salir de su casa de Barcelona, aún sabiendo que tendría que volver a hacerlo al menos otro par de veces a lo largo del día. Porque aquel día llovía.



Y lo vio al despertarse y lo sintió aquella noche como mil relojes de agujas aporreando el cristal de su ventana. Y mientras pensaba qué ponerse. Y al meter la mano en el paragüero. Y al activar el limpiaparabrisas.

Porque aquel día...llovía.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Una sonrisa con ojos verdes

"Como siempre: Lo urgente no deja tiempo para lo importante". Mafalda. Quino

Ella sonreía sin cesar. Daba igual que lloviera dentro o fuera de casa. Se fijaba en los detalles. Se dejaba querer.

Doña Carmen la veía todas las mañanas cuando cogía el 22 en la Plaza de Aristóteles. Mientras ella no hacía más que sonreír, incluso a las baldosas de la calle... Doña Carmen venía de dar el desayuno a su marido, en estado vegetal desde el accidente de aquel 25 de agosto... Y no podía evitar envidiarla. Envidiar su sonrisa sincera y sus inocentes ojos verdes. ¡Cuántas veces deseó que le pasara algo malo a aquella muchacha!  

Julia estaba harta del borracho de su hijo, que le robaba dinero cada mañana, antes de que ella se hubiese despertado. Y también estaba harta de esa chica, que sonreía al son de los auriculares que tenía enganchados a las orejas desde las 8 de la mañana... la hora que se cruzaba con ella en la esquina del comercio de lotería. "¡Dichosa chavala!", pensaba con sarna y sarcasmo a las 08:00:01 horas...



Pedro la veía por la ventana. Jamás le quiso. Y aún así, tenía que aguantar verla sonreír así... Cada tarde cuando volvía del trabajo y él, aún en el bar... intentaba echar el cierre a todos aquellos ansiosos de una caña más, de una palabra más, de una excusa más para no volver a casa,...

Y un día dejó de sonreír. Y dijeron los médicos que el marido de Carmen estaba curándose milagrosamente de aquel estado vegetal. Y el hijo de Julia ponía un pie, por su propia voluntad (dijo su madre) en el Centro de Ayuda al Drogodependiente (CAD). Y Pedro se cruzó con los ojos marrones de Mamen al otro lado de la barra...y un marrón siempre fue más fuerte que un verde.

Dicen que, fue por aquellos días, cuando también ella dejó de sonreír...

miércoles, 19 de octubre de 2011

La madre de la ciencia

"La paciencia es la madre de todas las ciencias". Refranes, proverbios, sentencias y adagios de la lengua española.

Lo conseguí. Puedo mirar por la ventana pensando qué escribir. Y darme cuenta de que el tiempo es el peor enemigo del hombre. Escuché en la radio, hace un par de semanas, mientras realizaba la ardua tarea de llevar a mi ahijadito Antonio al colegio en coche, que el tiempo es un invento del hombre. Y, mientras mi tía se recuperaba de un aborto por malformaciones en el feto, Alejandro estudia oposiciones, Andrés cumple años a pesar de aquel accidente que le dejó en estado vegetal...yo escribo quizá la entrada del blog más personal, la más relacionada con mi propia existencia, la que más desnuda mi propio ser, la que deja la puerta abierta a mis propias preocupaciones, pensamientos y gente que me rodea.




Dicen que todo llega. Entretanto voy a meterme en la redacción de un segundo blog. Y, si me siento con fuerzas, en un futuro hasta de un tercero... todo llega, ¿no?

martes, 20 de septiembre de 2011

Cartas del abuelo Ernesto

                                                                                                                                                                                2-2-1963
                                                                    

Mi queridísima Carmen:

Tardarás en recibir esta carta, debido a que llegué con bastante retraso. Me estaba esperando Pepe (mi cuñado), en la estación, me bañé al llegar y luego comimos, pero como era día de santo, acabamos tarde.

El viaje fue bastante bueno, aunque hasta Alcázar de San Juan hizo mucho frío en el tren, ya que estaba estropeada la calefacción. Luego, la arreglaron y estupendamente, pues dormí desde las 3 hasta las 7 ó 7:30 de la mañana.

Ya te habrá contado Tere (tu hermana) que comimos y cenamos juntos. Luego me metí en el tren y a esperar.

Mucho me acuerdo de vosotros, pero tengo ilusión de tener suerte y que esta separación nos sirva para dar solución a todos los problemas y proyectos que hemos forjado juntos. Mucho me alegraría saber que los niños están contentos, pero la verdad es que estoy deseando llegar y ver si podéis veníos conmigo, pues si todo es como lo pintan los que estuvieron allí, lo pasaremos bien.

Los sobrinitos me recibieron con mucha ilusión, sobre todo María José, que me recuerda mucho a nuestra Marisa; no se separa de mí y le encanta estarme hablando, desde que llegué no ha parado ni un momento.

Dile a Chacho, que todos sus primos se acuerdan mucho de él, ya que todos me han preguntado si seguía tan gordito.

Habla con todos y diles que me encantaría saber que son buenos y obedientes, así yo estaré más contento. Como estoy en el despacho de Pepe, no puedo escribir una carta para cada uno, pero ésta es para todos.

Chachito que acueste a Teodoro y que se preocupe de él; Carmina que sea buena como siempre; Pepe que a ver si aprende pronto a escribir para que me envíe cartas; Teodoro que sea muy bueno y que no se tire de las mesas; Marisina que quiera a todos mucho y la pequeñita no dejéis de cogerla, pues ya sabes que es muy mimosa y le encanta.

A todos muchos besos, que yo les ecribiré y les enviaré una postal de todos los sitios por donde pase y cuando vaya en el barco, les escribiré cuentos para que Chacho se los lea y se acuerden mucho de su padre. 

Y a tí, para qué decirte, todo es poco, no sé lo que nos deparará esta separación, pero ya me has demostrado mucho, que tienes confianza en mí y que por mí estás dispuesta a todo.

Y ya sólo besos y más besos para todos, abrazos a la abuela y Marisol (tu hermana pequeña). Y tú, recibe el cariño más grande de tu marido que te adora.

Ernesto

P.D. Tengo una recomendación para el Goberanador General y espero mucho de ella.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Ella

"Esas marquitas que hay en tus piernas,
Que te acomplejan si vas sin medias,
Son las estrellas de mi universo,
Las que me guían cuando me pierdo,
Las que me alumbran cuando navego.

Que gracias me haces cuando me cuentas,

“Amor, mis tetas son tan pequeñas”,
y yo pregunto si es grande el viento,
y qué tamaño tiene el invierno,
qué coño importa si son perfectos…

Como la vida si voy contigo,
Como la muerte si es a tu lado,
Como tu boca tapando el frío,
Perfectos como una madre besando a un hijo.

Eres perfecta y aún así no te das cuenta,
Perfecta, perfecta, perfecta.
Eres perfecta como el sol, como la tierra
Perfecta, perfecta, perfecta.

Esos dos brazos no te los tapes,
No seas tan tonta si tú ya sabes
Que son las alas de mi esperanza,
Mis dos caminos para ir a casa,
El contrapeso de mi balanza (...)"
 Perfecta de Luis Ramiro, cantautor

Ella era la que más elegante venía, a la par que la más sencilla. Con apenas dos trapos que se colocó encima del cuerpo y subida en aquellos tacones, la verdad, que los cautivó a todos.

Nadie sonrió como lo hizo ella, con soltura, con seguridad, con aplomo. Y nadie le dio dos besos al jefe, excepto ella. Nadie esperó a que el jefe le saludase antes, por eso le ofrecieron un frío apretón de manos. Excepto ella.



Nadie escuchaba, con los ojos atentos a su interlocutor, como lo hacía ella. Dos onzas de chocolate sin pestañear parecían traspasar el alma de aquel que hablaba para ella. Y nadie se ponía tan nervioso, como lo hacía ella. De una manera casi cómica, sabía perfectamente controlar aquellos nervios traicioneros y ser apetecible a las miradas ajenas que se posaban sobre ella.

Nadie levantó tantas envidias y tantos halagos. Nadie como ella. 


domingo, 11 de septiembre de 2011

Momentos de plenitud

"Sentir que en ese momento te invade una gran paz interior... " Carmela Arribas, profesora catedrática de Lengua Castellana y Literatura del instituto de enseñanza secundaria abulense Isabel de Castilla. 

 Hace ya varios años que oí hablar de los momentos de plenitud y, efectivamente, fue en una clase de Lengua. No sé si fue entre explicaciones de qué era aquello llamado "perifrasis verbal" o durante la enumeración de los escritores que formaban la Generación del 27. Pero, siempre sucede, que entre medias de explicaciones sobre alguna materia, hay algunos profesores que te cuentan anécdotas, curiosidades y otras banalidades para hacerte más amenos los 50 minutos que dura (o por lo menos duraba entonces) la lección... y, también siempre suele suceder, que es con lo que te acabas quedando años después... aprendido para la posteridad. 


 Hoy me he "echado" a la espalda la cámara réflex y, cual bohemia, he ido pedaleando en bicicleta hasta el parque del Soto, al sur de Ávila. No es un parque como lo que te viene a la cabeza cuando se nombra este término... sino, que es un mundo aparte de esta pequeña ciudad. Hoy, me han recibido alfombras de tierra y de hojas secas, y miles de lámparas verdes, ya que los árboles parecían arder a medida que iba poniéndose el sol. Y, al fondo de aquella "casa" en la que estaba entrando, justo al lado de un río que estaba más que seco, pastaban alrededor de 20 vacas y toros alumbrados por una luna grande y brillante que despedía a su vez al sol, como si se tratase del típico comedor que encuentras siempre lleno de gente situado en la última habitación de una vivienda.

Y entonces, curiosamente, he pensado en Carmela y en aquellos "momentos de plenitud"

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Mi Madrid

"Yo estaba en el medio:
giraban las otras en corro,
y yo era el centro.
Ya el corro se rompe,
ya se hacen Estado los pueblos,
Y aquí de vacío girando
sola me quedo.
Cada cual quiere ser cada una:
no voy a ser menos:
¡Madrid, uno, libre, redondo,
autónomo, entero!
Mire el sujeto
las vueltas que da el mundo
para estarse quieto" Himno nacional de Madrid (dicen) del filosófo, poeta, filologo y dramaturgo Agustín García Calvo.

" Cuando llegues a Madrid, chulona mía
voy a hacerte emperatriz de Lavapies;
y alfombrarte con claveles la Gran Vía,
y a bañarte con vinillo de Jerez". Agustín lara, compositor mexicano

"Los pájaros visitan al psiquiatra,
las estrellas se olvidan de salir,
la muerte viaja en ambulancias blancas,
pongamos que hablo de Madrid
". Joaquín Sabina, cantautor.



   A veces parece que se muere. Como, por ejemplo, en O´ Donnell. Donde no hay más que coches que le dicen "hola" y "adiós", como si fuera un conocido que te encuentras por la calle. O, también, en Pacífico. Los coches son sustituidos por trenes, que pasan de largo, veloces, raudos, con prisa... como hacen algunos viandantes en los pasos de peatones de la Gran Vía. Y allí, en Pacífico, no hay semáforos que le obligan a los trenes a detenerse, como les ocurre a los coches que ruedan por O´ Donnell, simplemente están las vías ferroviarias, enjauladas por una alambrada y respaldadas por unos columpios en los que no suele haber niños, por lo que la relación con Madrid, en esta parte de la ciudad, es aún más fría que si con un desconocido se tratase. Como alguien con quien te cruzas por la calle y ni siquiera tu mirada es capaz de concederle un segundo de importancia.

  Pero, lo que me gusta de Madrid es que de repente renace. Y tal y como parece que se acaba en O´ Donnell o Pacífico, llegan entonces Manuel Becerra y Atocha. Y un cruce de calles en la plaza de este primer lugar, y un tumulto de pasajeros en el segundo. Y de Manuel Becerra pasas a encontrarte con Goya y sus tiendas y muchas conversaciones de todos los que hacen el mismo o el inverso trayecto que haces tú, y sigues andando, una heladería ("¿Por qué no?, aún hace bueno"), y Colón y ver los coches pasar, mientras detrás de tu cabeza, que tan atenta está a que el cucurucho de fresa no te gotee en las zapatillas, chicos de unos 17 dulces años, trotan la plaza en sus patines último modelo.



  Y en Atocha también te dan de comer. En vez de helados, te encuentras con una churrería que allí lleva toda la vida, esperando a los clientes que parecen no llegar nunca, pero que, se conoce, suelen pasarse de vez en cuando, ya que mientras te alejas buscando el buen llamado parque del Retiro, a unos 50 pasos al frente, sigue oliendo a fritanga de churro desde hace ya unos cuantos años. Y entras de lleno en el pulmón de Madrid y sientes que algo te cautiva.

No sé por qué, pero yo también he dicho alguna vez... "Mi Madrid".

jueves, 1 de septiembre de 2011

Septiembre

"Jordania. 1970. Conflicto civil entre la OLP (Organización para la Liberación de Palestina y el Rey Hussein de Jordania.
Nueva York. 2001. El día 11 de este mes, las Torres Gemelas se derrumban, tras el impacto de dos aviones de pasajeros, secuestrados por terroristas suicidas.
México. 1810. Durante la noche del día 15, el cura Hidalgo llamó a la rebelión contra el régimen virreinal.
España. 2008. Calendario de exámenes: Historia Antigua I , lunes 1(9:30); Historia de América Moderna, jueves 11 (...)" Google


Siempre me gustó este mes. Es el mes en el que volvía al colegio, al instituto y, más tarde, a la universidad... y significaba reencuentros. Con amigos, con la tienda de abajo de tu casa, con las primeras hojas del otoño y las chaquetas finas, que volvían a tu armario, tras haberles dado un descanso por vacaciones.


Volvías moreno, pero moreno serrano, no moreno playero, ya que tus abuelos eran de un pueblo cercano a la provincia de Soria y solías tirarte allí los tres meses haciendo excursiones en bicicleta, nadando en lagos helados hasta en agosto y jugando al bote hasta la una de la madrugada... ¡Qué tarde te parecía aquella hora! Y años después, las salidas nocturnas se alargaban hasta las primeras horas del día siguiente, pero entonces habías cambiado el bote-bolero por los botellones bajo la luz de las estrellas o las fiestas de los pueblos más cercanos, en los que os tocaba volver andando a toda la pandilla... Pero siempre, al llegar primeros de septiembre el mismo ritual: lloros, "Escríbeme, capullo/a", paseos solitarios para despedirte de los pinos y de aquel cielo tan azul y la última tormentita del verano, que hacía que el pueblo volviese a la normalidad, con la bajada de las temperaturas entre tres y seis grados.



Y aún hoy, le sigue gustando septiembre. Sino, no habría ido a pasear tranquilamente esta mañana... sin ponerse los auriculares y machacarse los oídos por la canción del momento, sino que había escuchado los motores de los primeros coches que volvían a la capital después del verano, no muchos aún. Y no se habría parado a mirar las hojas marrones que ya colgaban de los árboles, ansiosas por caer al suelo y bailar al son del viento... Ni se habría sentado a leer en el Retiro, para sentir simplemente cómo la piel se le iba poniendo de gallina con los primeros vientos de este mes... Y no habría sonreído.

martes, 9 de agosto de 2011

Sol de agosto

"Frutales
cargados.
Dorados
trigales…

Cristales
ahumados.
Quemados

jarales…

Umbría
sequía,
solano…

Paleta
completa:
verano". Poema al verano de Manuel Machado.



20 de agosto de 2011. Hambruna en Somalia. Bodas de plata de Fito y Marta. Acabo de rascarme la nariz. Y a Álex no le funciona Internet en casa. Mi hermana dice que hoy no se gusta. Y Cameron promete más polícias en Londres para acabar con los disturbios. El cielo está completamente azul. Pero no hace un excesivo calor gracias a algo de brisa de campo. Seguramente las olas rugirán en playas gaditanas, a la llegada de Nan, Rosa y su hijo Fernando. Y el defensa central del Sporting de Gijón se cansa del fútbol y decide colgar las botas. Y Televisión Española anuncia que la serie que emitió ayer fue la preferida por los espectadores. 20 de agosto de 2011.

viernes, 29 de julio de 2011

Mi primera vez... y mi segunda, y mi tercera...

Mi primera vez fue con Tuenti. Y aunque me estrené tarde, ya que no fue hasta los 21 años,  me hizo daño, como ocurre todas las primeras veces.  Todas mis amigas ya lo habían hecho y ahora, cuando lo pienso, el problema es que lo hice rápido y mal, y encima sin ninguna protección.


Me sentí intimidada,  por fotos inapropiadas, comentarios  fuera de tono y por aquellos que iban de “amigos” y en el colegio ni siquiera te miraban por ir a un curso superior al tuyo … Así, tomé la firme decisión de cortar con Tuenti y dejar de lado a los petardos de mis primos pequeños que acababan de aterrizar en el mundo digital.

Con 22, puse tierra de por medio y me fui de Erasmus a experimentar…  Allí encontré a alguien parecido a Tuenti , pero, en mi opinión, mucho más maduro: Facebook, que me presentó a un sinfín de amigos, de todas partes del mundo, con los que aún mantengo relación: Hungría, Turquía, Grecia, Italia, Inglaterra, Portugal, Brasil y, cómo no, España…


Regresé como una persona renovada, a la que no le importaba innovar… No pude resistirme a los increíbles cambios de look de Flickr, ni a las posibilidades económicas que me ofrecía Linkedin con sólo hacerle partícipe de mis virtudes y deseos más insospechados, ni a la cantidad de cosas que sabía Twitter…

Pero tengo que confesar algo. Que también volví a caer en los brazos de Tuenti, en recuerdo de aquella primera vez…

lunes, 18 de julio de 2011

Helado de pistacho

"Ingredientes:

850ml de leche
9 yemas de huevo
175 grs. de azúcar
100 grs. de pistachos pelados y sin sal
Colorante vegetal verde
Esencia de vainilla

Preparación:

Calentar la leche con la vainilla. No dejar hervir.
Batir las yemas con el azúcar hasta que tomen un color claro. Añadir poco a poco la leche.
Cocinar esta mezcla a fuego lento, sin dejar de remover, hasta que espese lo suficiente y cubra la parte posterior de una cuchara.
Importante: No dejar hervir.
Dejar enfríar. Agregar las gotas de colorante. Una vez frío llevar al congelador. Después de dos horas sacar y batir vigorosamente. Agregar los pistachos picados y llevar de nuevo al congelador.
Una vez que se haya solidificado, batir nuevamente y volver a congelar". Receta de helado de pistacho de http://bienmesabe1.blogspot.com/2007/12/helado-de-pistacho.html


Era una mañana soleada, de buenas temperaturas. Como lo era casi siempre. En Canarias, las islas afortunadas, no solíamos bajar de los 20ºC ni en pleno mes de diciembre. Pero aquella mañana no era navidad, no quería ni pensarlo. Eso supondría pasar aquí dos semanas, en mi Tierra Prometida, o a lo sumo tres. Después, vuelta para Asturias y exámenes de febrero.

No. Era julio. Romerías en pueblos canarios perdidos de la mano de Dios. Trajes típicos. Granizados de fresa. Tardes de playa. Noches con Julio. Cumpleaños primaverales celebrados tardíamente y otoñales...previamente. Y, como no, helados de pistacho.

Mamá hacía los mejores helados de pistacho de toda la isla. Desde bien chiquitos, los muchachos habían venido a su heladería para pasar allí muertas las tardes de calima. Chocolate, limón, Stracciatella. Pero para mí siempre de pistacho. Y cuando se iban todos los clientes y llegaba la hora del cierre, mamá repartía generosa barquillos sobrantes para todos mis amigos. Los muchachos siempre me decían: "¡Qué suerte la tuya! Tus padres heladeros".

Y comerme un helado de pistacho para mí siempre fue sinónimo de casa. Aquellos primeros años en Madrid, cuando empecé a cursar Biología y en vez de ir a clase, me quedaba en el Colegio Mayor, acompañada de otras rezagadas como yo, que odiaban lo que estudiaban, y de una buena tarrina de aquel helado. Casa. Un poco artificial el sabor, pero de todos los que probé...no encontré sabor más parecido al de mamá, que en la tienda de abajo. ¿Sería una señal? 

También cuando engordé 10 kg, a causa de aquella "mini-depresión" que me entró por creer que estaba tirando, en Madrid, mi vida a la basura. Tarrinas de helado de ese sabor parecido al de mamá, aunque infinitamente más artificial me acompañaron esos días. Al principio comía y comía y tomaba siempre como postre aquel helado. Después, con 67kg y 1.58 cm de estatura, la comida se convirtió tan sólo en helado. Casa.

Aquella tarde, en el salón de su casa, que les contó a sus padres que Biología no era lo suyo. Aquella tarde también estaba marcada por un gran bol de helado de pistacho.

También la noche, en la que salió por primera vez con Julio. Y también los besos que se dieron.

Y cuando se fue a Asturias a por una segunda oportunidad, en lo único que pensaba era en la recompensa merecida de los helados de su madre si aprobaba aquel curso. Y lo sacó. 1º, 2º, 3º y aún le quedaba el último curso.Pero ya desde hacía tres años todos los veranos había helados de pistacho. Y besos de Julio. Y helados con sabor a beso. Y besos con sabor a pistacho.

Y no era momento de pensar en el último curso. Sino en la foto que Julio le estaba haciendo en aquel momento en la Playa del Socorro. Sonriendo, guapa, perfecta, delgada, sin los 10 kg que habían desaparecido con cada nuevo lametazo de helado no sabía por qué. Con tres cursos de Psicología a sus espaldas. Con muchos retos aún por superar. Con la fiesta de cumpleaños de esta tarde de su amigo Ticu. Pero siempre con un helado de pistacho. 
















jueves, 7 de julio de 2011

Publicitando porque sí

 "Esta semana está siendo terrible. Entre los dientes y la posesión que le ha entrado conmigo...a su lado he de posicionarme durante todo el día, si intento planchar se mete entre la plancha y yo, empuja y se sienta en mis pies, mira para arriba y dice: Nono, omigo. Si me siento mientras juega me coge de la mano, me lleva a su lado y sigue jugando a su bola, pero tengo que estar de pie donde me ha dejado. Si no, monta en cólera y ya puede venir el cura de la niña del exorcista, que se pira pitando". María de Dios en su blog: http://24primaverasmasuna.blogspot.com/

 Hace ya más de un mes que descubrí el blog de una compañera mía de Universidad. Coincidimos en primero de carrera, aquel año en el que todo era nuevo, distinto, extraño y que tras venir de segundo de bachillerato, cuando te creías el amo y señor del mundo...te encontrabas que eras el pipiolo de la uni, el novato del colegio mayor y el provinciano de Madrid.

 Cosas de las redes sociales que me encontré visitando virtualmente, en mi habitación edimburguesa, el "entre apuntes y pañales" de Madi. ¿Pañales? Hablaba de sus vivencias como ¡madre!... ¡y de qué manera! 

 Desde el primer momento me familiaricé con su preciosa niña (y utilizo este adjetivo aposta, tras verla en la misma red social) y con sus historias. Ojalá que alguien le de un puesto como redactora... incluso voy más allá: ojalá algún día pueda comprar en alguna librería algo suyo. Porque además de madre 10, tras lo que cuenta en el citado blog, es una escritoria de similar categoría.

 Ni me ha pagado, ni me ha amenazado para que le haga publicidad... simplemente apetece compartir mis descubrimientos con aquel que me lea. Y, el hecho de tener un tema sobre el que escribir, una historia y una serie de capítulos, hace que esto del mundo del blog tenga más gracia.




miércoles, 22 de junio de 2011

Tengo tanto que aportar...

"Único.
1. Solo en su especie. Ejemplo: `En mi colección hay relojes de pieza única´
2. Extraordinario. Fuera de lo normal. Ejemplo: `Un espectáculo único´". Word Reference

 Aurora estudió Traducción e Interpretación en Soria. Ella, sureña de nacimiento, se había cansado de las típicas expresiones andaluzas que sus padres, amigos y abuelos tanto usaban en su vocabulario habitual, para cambiarlas por la seriedad de una ciudad castellana. De la misma manera que le había ocurrido a Tati años antes. Tati era el diminutivo cariñoso por el que Aurora solía llamar a su hermana Tatiana.

 Mientras esperaba a Toño, también intérprete y traductor, en la casa que ambos compartían en Madrid desde hacía un par de meses, repasaba los textos que tenía que traducir del alemán al español para la editorial en la que trabajaba desde hacía apenas medio año, igual que sus dos compañeras de departamento: Lucía y Magdalena. Las tres se habían convertido en los nuevos fichajes de la empresa, por sus conocimientos en el idioma teutón.

 Inglés y francés tuvo que estudiarlos obligatoriamente en la carrera, pero el alemán era su pasión desde que a los 12 años viajó a Berlín, por primera vez, acompañada de sus padres. Allí regresaría nueve años después para cursar 4º de su diplomatura en la Humboldt- Universität zu Berlin, debido a las ya famosas becas Erasmus, que tanto a ella como a Nicolás les concedieron. Nico, como le apodaba Aurora, fue su mejor amigo durante la época de estudiante. La procedencia común de ambos, hizo que las expresiones andaluzas que a ella tanto le cansaban, volvieran a cobrar gracia.

 Ni me llamo Aurora, ni estudié Traducción e Interpretación en Soria. Ni hace seis meses que me contrataron en una empresa, junto a Lucía y Magdalena. Ni siquiera he estado en Berlín.

 Pero sí me harté de mi ciudad. Y también hice una beca Erasmus en la capital de un país que linda con Alemania. A recorrer Europa me marché con un amigo de la carrera, que usa expresiones típicas de mi tierra. Tan cercana a la suya. Además, no llamo a mi hermana por su nombre, sino por un diminutivo cariñoso que me inventé hace algunos años. Inglés y francés los estudié obligatoriamente en el instituto. Pero me enamoré del idioma galo por viajar a París a mis 11 años, junto a todos mis primos, durante la luna de miel de una de mis tías, loca de ella allí nos llevó a todos.

 Y hoy, que busco trabajo acorde a mis estudios y experiencia, me encuentro con que la clonación no sólo funcionó con la oveja Dolly. Anda que no hay Auroras por el mundo. Toda la vida creyéndome que tenía tanto que aportar... Ja. Y un cuerno. 

martes, 7 de junio de 2011

La inocencia de un niño

"(...)Que canten los niños,que alcen la voz,
que hagan al mundo escuchar,
que unan sus voces y lleguen al sol,
en ellos esta la verdad (...)
" José Luis Perales 


A veces me pregunto en qué momento de nuestra vida dejamos de ser niños para convertirnos en personas adultas. Últimamente son varios los ejemplos que me dicen que hay muchos que nunca dejaron de llevar coletas, dientes picados ni un caramelo en el bolsillo (definiendo la infancia tal y como yo la entiendo por mis vivencias, aunque estos tres rasgos no hacen más que generalizar erróneamente esta etapa de la vida) y no porque conserven la pulcra y envidiada inocencia de un niño, sino porque sus actos hacen ver que se quedaron anclados en esa edad, con la consecuente pena que una misma siente al darse cuenta de que ciertas personas no maduran.

Ayer le pregunté a uno de mis primos pequeños que quién era la señora que tenía yo en mi camiseta y, para sorpresa de todos los que en la cocina desayunando nos hallábamos, el niño de 2 años soltó: "la abuelita". Efectivamente, mi abuela Carmen, que murió hace 6 meses, impresa en mi camiseta. ¿Cómo recordará mi primo a mi abuela, a su corta edad? ¿Cómo le habrán explicado su muerte? ¿Cómo hablará él de su abuela a sus amigos del cole y a su profesora, Rosalina? ¿Mi abuelita está en el cielo?

viernes, 27 de mayo de 2011

El banco del cementerio de Greyfiars

"(...) las nueve musas eran las nueve hijas de Zeus y Mnemósine, (...), Clío era la musa de la Historia. Su nombre significa en griego "doy celebridad". Se representaba sentada o de pie, con una corona de laurel, y generalmente con un pergamino". Mitología griega.

 Si el banco del cementerio de Greyfiars, situado en el distrito céntrico de la ciudad de Edimburgo, tuviese una profesión, sin lugar a dudas, ésta sería la de historiador. 

 Todos los días, miles de turistas sientan sus doloridos traseros en él, tras recorrerse a pie la ciudad de medio millón de habitantes, mientras dejan descansar, también, el botón del disparador de su cámara de fotos. Da igual el tamaño del grupo viajero, ya pueden estar rodeados únicamente de su familia, que de un numeroso grupo de personas de características similares entre sí, todas ellas presididas por un guía, que suele hacer su parada en la tumba más famosa de todo el cementerio... la del perro Bobby.

 Eso suele ser a mediodía, mientras que los operarios de las obras de calle George VI Bridge ya hace algunas horas que se sentaron sobre sus maderas, concretamente a desayunar, estando de este modo, el banco siempre acompañado en las degustaciones propias de todo día a día. Son siempre dos, canosos, regordetes, vestidos con chaleco amarillo fluorescente, con bocata en mano y cafe con leche. Se tiran ahí media hora, mientras miran divertidos a cada turista que se adentra en la aventura del camposanto de Greyfiars.

 Pero sin duda, la mejor hora del día es el anochecer, cuando los cuatro borrachos de siempre se sientan a cantar, brindar y asustar desintencionadamente a todo aquel que pretende acceder al cementerio. 

domingo, 22 de mayo de 2011

El porqué de la unión del monte a las montañas

"¿Beso? Un truco encantado para dejar de hablar cuando las palabras se tornan superflúas".
 Ingrid Bergman 

"Me pones"
"Tú a mí también, pero está la Reina de los mares"
"¿Otra jarra de cereales para merendar?"
"Sí, que sean dos más"

Un año después, sería la Reina de los Montes quien, sobre, de nuevo, una alfombra verde testigo de aquello, aunque menos abrupta que la primera vez, se lanzaría a besar en los labios al Rey de las Montañas, imitándole a él en la que fuera la primera vez.

domingo, 8 de mayo de 2011

Paulina

"(...) Quiero olvidar a esta mujer que tuvo la culpa

de amar al que no ganó la paz,

a esta mujer que arrastra su alma atormentada

por un campo segado de amor y de cordura.

Quiero olvidar a esta mujer sin luz

que mora en la agonía de los días que fenecen (...)"

Harmonie Botella Chaves


 Todos los veranos los nietos seguían el mismo ritual. Para dejar unas semanas descansados a los papás, se iban al pueblo en verano con la abuela. Allí, desayunaban galletas con mantequilla y mermelada, iban con sus amigos al río a bañarse y se dejaban contar mil y una historias por aquella señora, que habría sido escritora si no hubiese sido maestra. Historias que más tarde les contaría a los hijos de sus nietos. Historias que no podrían dejar de escuchar, porque contaban con un elemento mágico que llamaba toda la atención del oyente. Y es que, los personajes de esas historias, que a Paulina le gustaba contar, eran sus mismos nietos y , más tarde, bisnietos.

 Tenía un jardín enorme en la casa. Rosas, almendras, alguna seta, columpios, una mesita de piedra y sillas adornaban aquel espacio reservado a las narraciones de Paulina; quien no tenía, con ello, la necesidad de pasear por el pueblo. Y es que era raro verla salir a otra cosa que no fuese comprar pan, huevos o leche. Porque, además, poseía más tierras en las inmediaciones de aquel pueblo situado en un valle de la Sierra de Gredos y, algunas de ellas, estaban trabajadas por uno de sus primos en la cosecha de cereales, tomates, lechuga y alguna fruta. Así que en verano, los que salían eran ellos. Los nietos aprovechaban y con las sobras de la compra, hacían la inocente travesura de comerse algún caramelo, en compañía de amigos. Tenían varios conocidos con los que coincidían cada verano y, aunque a su abuela no le gustase salir, a ellos no les estaba prohibido.
¡Ah! Aquellos eran tiempos muy felices.

 Pero aquel verano no iba a ser diferente de cualquier otro, ya que a medida que se aproximaba el 6 de agosto la abuela comenzaba, como todos los años, a vestirse de negro, a dejar de contar historias, de sonreír... Lloraba y gritaba: "¡Canallas!", "¡Cobardes!"... Hasta que después de rezar todos en el cementerio el día 6, las cosas volvían a la normalidad al regresar a la casa del jardín. Como si nada de la pesadilla de los días anteriores hubiera sucedido. Y los niños pasaban los últimos días del verano felices, poniéndose cada vez más morenos y volviendo a la escuela con un millón de cosas que contar.

 En julio de 1936 los sublevados no tuvieron problema en hacerse con el control de la provincia de Ávila, igual que ocurrió en el resto de Castilla y León. Teodoro era muy conocido en el pueblo por su apoyo a la República, como militante de un partido de izquierdas, del mismo modo que lo era su mujer, Doña Paulina, maestra de la pequeña localidad, de 28 años, católica y practicante, y recién convertida en madre por tercera vez de la que sería su última hija. Alejada por la fuerza de su cargo tras la Guerra Civil, Doña Paulina (que tendría siempre el reconocimiento de "Doña" por parte de sus vecinos, debido a su condición de maestra, que logró tras concluir los correspondientes estudios superiores en la capital) vivió de las rentas de las tierras que le permitieron quedarse, tras la expropiación de muchas de ellas, y que habían sido en su día adquiridas por su padre.

 En agosto de 1936 su primo fue en burro desde el pueblo a la capital, Ávila, a recoger el cadáver de Teodoro, fusilado el día 6 y posteriormente enterrado en el cementerio del pueblo. 

 En septiembre de 1936 Doña Paulina guardó unas monedas de plata en un hueco de la pared (que, tras todo aquello, serían heredadas por la mayor de sus hijas, la mayor de sus nietas y la tercera de sus bisnietas), con la ayuda de su primo, tras destrozar a martillazo limpio un ladrillo, que después sería recolocado en su sitio con cemento y pintura para no dejar huella alguna.

 En abril de 1939, tras la Guerra Civil, Doña Paulina ya no volvería a dar paseos por el pueblo, ni con sus hijas, ni con nadie, sino a salir únicamente a comprar el sustento diario.

 En agosto de 1970 la abuela seguiría el mismo ritual que todos los agostos desde 1936. Se acabaron las historias y las sonrisas, llorar, "¡Canallas!", "¡Cobardes¡", visita al cementerio y vuelta a la normalidad.

 En agosoto de 1990 la bisabuela se pone triste, no hay historias aquel día, llora en silencio, "¡Canallas!", "¡Cobardes", susurra... 



martes, 3 de mayo de 2011

El universo es eso

 "Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y hay gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende."
Eduardo Galeano. "El libro de los abrazos"


 María se había levantado cansada aquella mañana. Abría un ojo, veía claridad en la habitación, acentuada por las paredes blancas, y volvía a cerrarlo, para darse la vuelta y dormirse. 

 Blanca acababa de sacar el perro de su novio a pasear, en su día libre en el hospital. Hacía ya un año que trabajaba como enfermera y que su sueldo, con la ayuda de sus padres, le había permitido irse a vivir con él.


Rebeca miraba las ofertas de la colección primavera-verano de unos grandes almacenes "...Qué bolso más bonito, mmm, práctica camiseta, ¡ayyy! necesito un bikini nuevo..." aprovechando los últimos meses en casa de sus padres, y por tanto las compras con su madre, antes de empezar, en septiembre, el Máster de Ingeniería Química en otra localidad.


Leticia cambiaba la configuración de su cuenta en facebook, con una gran taza de cacao en su poder, para que la gente no pudiese enterarse de las publicaciones de su muro, ni acceder a ciertas fotos.


Celia se colocaba las medias blancas, con ciertos destellos en purpurina, que le acompañarían aquella mañana camino al altar.


Ángela, desquiciada, miraba su enorme barriga de nueve meses, que parecía a punto de estallar, a la vez que tachaba en el calendario de la cocina, situado encima del microondas, el día de ayer como uno más en la ansiosa espera de su bebé.


Myriam actualizaba su blog, sentada en el sofá grande de su salón, mientras escuchaba las obras que tenían lugar en su calle, concretamente situada en el centro de la ciudad y que marcarían su puesta a punto para el festival que allí tenía lugar todos los agostos.

martes, 26 de abril de 2011

Citas célebres


No creo en la llamada de la sangre. La sangre no hace hermanos ni hijos. Conozco hermanos de sangre y padres e hijos que no se hablan o no se respetan.
 Jaime de Mora y Aragón
(1925-1995) Aristócrata español

Varón. Cuarenta y. Español. Casado desde hace cinco años. Residente en el barrio madrileño de Vallecas. Sin hijos. Copropietario de una peluquería y de una casa en las Chimbambas. 

 Fue casi el menor de nueve hermanos, con solamente uno por detrás de él. Su padre, recaudador de Hacienda en una ciudad con restos de muralla, residió durante los primeros años de los 60 en el extranjero (antes parte de tierra patria),  previamente a que se proclamase allí la independencia, con el único objetivo de obtener más dinero que el que habría ganado en España, para dar a sus hijos un futuro mejor (propósito referido en las cartas que envió a su mujer por aquel entonces) y poderse mudar a la capital de España, a fin de que estos estudiasen y no se anclasen en una ciudad de menos de 50.000 habitantes. Mientras, su madre, mujer adelantada a su tiempo, trabajaba fuera de casa, también en Hacienda, a la vez que hacía de madre y las labores propias del hogar con ayuda de su madre, hermana y una cocinera.

 Finalmente, asentada y resignada la familia a la pequeña localidad con la que he comenzado esta historia, unos y otros hijos empezaron a estudiar. Algunos más lejos, otros allí, algunos con mejores notas, a otros les costó más, algunos comenzaron a trabajar, otros se dedicaron a viajar...

 "Raro" por definición de uno de sus tíos, que le acogió en su casa de Madrid durante su época universitaria, él no era mucho de salir, sino de sacar buenas notas en el centro privado donde estudió. Nunca se le conoció una novia, aunque dice la leyenda que tuvo una que se metió a monja. Números y economía ocupaban sus pensamientos, y siempre esa constante en su cara: las gafas de 21.000 dioptrías que le acompañaron hasta que tuvo el dinero suficiente para operarse la vista. 

 Amante de los viajes, los ha organizado de todo tipo, para todos los gustos y edades. LLevó a su madre a pasear por el World Trade Center; convenció a su hermana y a sus dos primas a recorrer Europa gracias al fenómeno del Interrail; planeó, también con su hermana y coincidiendo con el viaje de luna de miel de ésta, el viaje de sus sobrinos a la ciudad del amor y anunció, a toda su familia, la posibilidad de apuntarse a una excursión a las islas británicas para beberse unas pintas en la fábrica de Guinnes.

 Volcado en su pareja, le ayudó económica y físicamente a montar una peluquería en Madrid, en una calle cercana al barrio donde ambos comparten casa. No sin antes, tirar de la ayuda de uno de sus hermanos, durante algunos fines de semana, con los carteles que colocaron en el interior del negocio, además de otros asuntos referentes a cuentas, marketing, etc. 

 Fue padrino de la hija de la mayor de sus hermanas, hizo de profesor de inglés de los hijos de otra de sus hermanas (residente también en Madrid) e intentó, sin mucha dedicación, hacer las labores del típico tío que da la bienvenida a su sobrina(hija de otro hermano) a la capital de España, donde ésta estudiaría y viviría en un Colegio Mayor de la zona universitaria. Llevándola a la peluquería y a comer algún día correspondiente al fin de semana, que era cuando menos ocupado estaba. 


  Uno de los días que su hermano (el padre de aquella sobrina que empezaba su vida en Madrid, y el mismo que le ayudó con los asuntos de la peluquería), le hizo una llamada para pedirle su casa y enseñar a esta niña el manejo de su nuevo portátil teniendo así conexión a Internet... él respondió: "Hay un starbucks en la calle X con disponibilidad a la red"

 Tras morir su padre, en noviembre de 2008, y con líos de herencias, envidias y algunas palabras más altas que otras entre los 9 hermanos... su tío (el que le había acogido en su propia casa años atrás, durante su etapa universitaria) intentó ayudar a poner orden en una familia que comenzaba a deshacerse. El hombre había perdido dos personas muy importantes en su vida, pero, con ello, había ganado en comprensión, cariño y sentido del humor. Su tío no tenía ningún enemigo conocido, había sido un trabajador excelente y era capaz de cambiar de una conversación desde lo más trivial a lo más trascendental en cuestión de minutos. Así, en conversaciones con sus hermanos después de la muerte de su progenitor, el elemento que protagoniza esta historia dijo "A ver si comenzamos a separarnos un poco de los tíos".

 En aquellas conversaciones hubo momentos para recordar a su padre. Los años de éste fuera de España, sus últimos momentos e incluso el tiempo que pasó en la cárcel por un problema de dinero ocurrido en la Recaudación, el año que iba a jubilarse. Gracias a que uno de sus hijos (hermano de nuestro protagonista, concretamente el que le ayudó con la peluquería) movió cielo y tierra, el padre pudo ir a una cárcel menos dura. A la vez, su mujer (y cuñada del de nuevo protagonista de este relato) movió Marte con Saturno para que su suegro tuviese un buen abogado, (debido a su condición relevante en el Juzgado de la pequeña localidad), y que finalmente pudiese acudir a la cárcel solamente a firmar cada X tiempo, sin tener que quedarse a dormir. Sin embargo, en aquellos días, posteriores a la muerte de su padre, nuestro protagonista hizo saber a sus hermanos que: "Ninguno de mis cuñados son santo de mi devoción"

 Hace ya tres meses su madre también falleció en el Hospital donde anteriormente lo había hecho su padre, tras una insuficiencia renal por la que estuvo recibiendo diálisis durante los últimos años de su vida. Tras debatir con dos de sus hermanos si le cortaban o no dicho tratamiento, él pronuncio las palabras de: "Esa señora que está ahí sentada ya no es mi madre".

 A esta muerte también le siguieron conversaciones entre los hermanos, en las que nuestro ya conocido personaje declaró: "Alguna gente se ponía a pasear por abajo de casa y no tenían la intención de subir a ver a mamá", en referencia a su cuñada (la que ayudó a su padre en temas judiciales) y la que pasó los últimos años de sus suegros yendo durante todas las noches a su casa, con la intención de hacerles la cena y acostarles, debido a que la madre de su marido era incapaz ya de hacerlo sola. 

 La sobrina que estudió en Madrid, como él hizo en su día, tenía sus ojos de niña enamorados, cuando apenas contaba con menos de 10 años de edad, de un anillo que solía adornar el dedo de su abuela (madre del protagonista), que no hacía más que brillar gracias al juego que la luz hacía con la piedra que éste portaba. Ella siguió recordando el anillo durante toda su niñez y juventud, a lo que su abuela, sonriente, decía: "Éste te lo voy a regalar". 
 
En el reparto del ajuar, (posterior a estas dos muertes), celebrado en casa de los padres del personaje de esta trama y compuesto de joyas, figuras decorativas, vajilla y algunos márfiles adquiridos por el recaudador durante su estancia en el extranjero... se encontraba el anillo. Lo que el hermano, [que le ayudó en los carteles de la peluquería y, también, padre de aquella muchacha que estudió en Madrid y que encandilada estuvo con la joya (por calificarla de alguna manera, ya que no costaba ni apenas 100 euros)], no sabía es que estaba acompañado por unos pendientes a juego. Ni corto ni perezoso, cuando una de sus hermanas dijo que si alguien tenía predilección por alguno de los bienes que había allí a repartirse, él contó la historia para justificar su insistencia en adquirir aquello. A lo que nuestro protagonista fue el único de sus hermanos que objetó: "No me parece justo. Lo metemos en los lotes que hemos acordado y lo echamos a suertes".
Finalmente, el anillo cayó en manos de la chica… no porque le tocase a su padre, sino porque éste lo cambió con otro hermano por un dupont de oro (de los tiempos de fumador del recaudador… más o menos 30 años antes a su muerte) que a él le tocó en su respectivo lote.

Moraleja: No hace falta ser Jaime de Mora y Aragón, aristócrata español, para que tus palabras queden para la posteridad. A mí las que me han marcado han sido las de un señor más... ¿cercano?