lunes, 27 de octubre de 2014

En su nube azul

"Ya conozco unos cuantos que son como usted... que me ofrecen veneno cuando tengo sed..." Fito




Bueno, hace ya unos meses(dios mío, desde antes de venirme a vivir a Nairobi), que descubrí un blog. Me enganchó tanto que me imprimí las entradas que me quedaban por leer, para las horas que duró aquel viaje de ida a esta ciudad. La autora, que debió pensar que estoy zumbada, me agradeció entre sorprendida y (yo creo que también) asustada ese gesto.

El caso es que, como ya hice una vez con un blog del que soy seguidora habitual, quiero hacer lo mismo con éste... porque me ha vuelto a enganchar y lo estoy volviendo a disfrutar como si de una novela se tratase.

Os invito (¡cómo si fuera mi casa!, pero es que te hace sentir así) a que echéis un ojo a cómo se vive en su nube azul. Un lugar donde quieren a los perros; donde te desternillas de risa con su ironía y ocurrencias; donde, con el paso del tiempo, han aparecido nuevos habitantes; donde la sinceridad aparece en cada palabra y donde os vais a quedar.

Drew, gracias por ser tan cercana; deberías publicar tus memorias, porque trabajé en una editorial y tus post son mejores que muchos de los libros que me encontré allí. 

lunes, 20 de octubre de 2014

Desencanto

Recuerdo cuando estaba terminando 2º de Bachillerato. Tenía algunas amigas que sabían a qué querían dedicarse el resto de su vida desde antes de cumplir los 18 que nos correspondía ese año y yo, por supuesto, no podía hacer otra cosa que admirarlas. ¡Qué capacidad de decisión! ¡Qué seguridad en sí mismas! Creo que entonces comprendí aquel término de "envidia sana".

Si hay algo que me marcó en mi infancia fue el teatro. Desde que vi actuar a mi mejor amiga en una obra que se llevó todos los premios del certamen en el que entonces participaba mi colegio, decidí apuntarme a teatro. Y seguí haciendo teatro hasta que acabé el colegio, porque, en aquel entonces, no había opción de apuntarse en el instituto y, supongo, que la maldita adolescencia me hizo dejar de preocuparme por el séptimo arte. 

Cuando llegué a 2º de Bachillerato, seguía teniendo un bonito recuerdo por el teatro y, como había que decidir YA qué narices de carrera universitaria estudiar al año siguiente, decidí que quería escribir guiones o, incluso, dirigir obras de teatro o películas de cine. Finalmente, me metí en Periodismo y el gusanillo de informar se me empezó a meter por el cuerpo. Así que no, como ya me pasó en el instituto, yo no sabía que quería ser periodista hasta que no empecé la carrera; no como les ocurrió a muchas de mis compañeras de facultad, que ya se sentían Ana Blanco desde que se ducharon solas por primera vez y la "alcachofa" de la ducha hacía las veces de micrófono.

Y aquí es donde entra en juego el título de este post. Creo que fui de las mejores estudiantes de nuestra época, no por mis buenas notas, sino por las numerosas prácticas laborales que hoy en día figuran en mi CV. Y es que he estado en todas partes: tele, radio, prensa, agencias de noticias y de comunicación. Ojo, esto no quiere decir que no haya muchos CV por ahí bastante parecidos al mío. 

Pero este año la gota que colmó el vaso de mi desencanto hacia esta profesión ha caído hasta rebosarlo. Y vuelvo a sentirme como aquella chica de 18 que estaba algo perdida con respecto a su futuro.

Creo que los profetas que abundan en este mundillo tienen parte de culpa. Aún estoy esperando que Grecia salga de la Unión Europea, el rescate a la economía española, los millones de contagiados por la gripe A (primero) y el ébola (después) en España, que Casillas deje el Real Madrid y una sarta de gilipolleces más que leo y escucho entre cábalas y predicciones que poco tienen que ver con información.

Quizá que a muchos se les llene la boca con la famosa frase de: "yo soy periodista" tampoco ayude. Pero esta frase puede cambiar la última palabra, aplicándosele a cualquier recién licenciado universitario que se crea en el derecho de usarla por el hecho de haberse aprendido artículos, formas y postulados que poco tienen que ver con el ejercicio profesional. Yo, ahora mismo, puedo decir que estudié Periodismo, pero que estoy trabajando como gestora cultural de una embajada... por lo tanto, no soy periodista. Igual que la mayoría de amigos que se licenciaron conmigo. Por tanto, 1+1 creo que siguen siendo 2.

Y que me gusta. Me gusta no tener claras las cosas ni con 18 ni con 28, porque tenemos muchísimas posibilidades a nuestro alcance. No quiero quitar méritos a aquellas amigas que ya sabían cómo iba a transcurrir su vida en los próximos años. 

Pero hoy, bueno, supongo que esto es resultado ya de algunos meses pensándolo... estoy desencantada.