"Caminante, no hay camino, se hace camino al andar". Antonio Machado
Siempre fui impaciente. No sé si
el hecho de que mi madre y mi abuela también lo sean tiene algo que ver. Pero
necesito ver resultados tangibles, reales y que lo que estoy haciendo en cada
momento sirva para algo o tenga algún significado. Por eso, erróneamente, he
creído toda la vida en las señales, hasta el punto de autoengañarme con
absurdeces del tipo: “si esta persona aprueba la oposición, significa que yo
también lo haré”, por poner uno de los ejemplos más recientes.
Otras veces soy más reflexiva, parte
de padre, pero nunca dejo de ser impulsiva. Recuerdo cuando uno de mis
profesores del Máster me comentó que aún no estaba admitida en dicho Máster, me
dije a mí misma que lo iba a estar, ¡vaya que si lo iba a estar! Supongo que
ese empeño emocional que hace aparición de vez en cuando, me empuja a seguir
haciendo cosas. Aunque, a veces, también aparece en el mal sentido para engañarme
a mí misma sobre lo incapaz que puedo llegar a ser.
Hay algo de lo que me he dado
cuenta en este proceso de la oposición y ha sido de mi impaciencia. También es
cierto que me está ayudando a intentar controlarla, y a otras muchas cosas,
como aprender técnicas de relajación o de parada de pensamiento, a no ser tan
dura conmigo misma y a descubrir lo que me hace seguir.
Precisamente los objetivos a “corto
plazo” me sirven para ello. Hoy he estado haciendo cuentas con el calendario y
el temario, y puede que acabe la primera vuelta en, más o menos, 6 meses. Algo
que para mí parecía no tener fin hace semanas, puede convertirse en una
realidad en junio o julio. Y me ha hecho sentirme inmensamente feliz y también
agradecida conmigo misma, porque veo que mis esfuerzos van dando resultado.
Justo ayer, mi marido me comentó
que, en la industria del videojuego, han ido perfeccionándolos hasta el punto
de que no solo lo que vale es la recompensa final, sino que también aparecen
pequeños logros por el camino, como “una estrella”, “un nuevo arma”, “alguien
que te acompaña”, etc., según sus propias palabras. Esta charla no ha podido
venir en mejor momento, porque darse una vuelta al temario quizá sea
insignificantemente grandioso, y ver posibles que pueden cumplirse me ayuda.
Me estoy dando cuenta de lo mucho
que depende la oposición de mí al escribir estas palabras. De mis horas de
estudio, de mi estado de ánimo, de mi fuerza de voluntad o de mi constancia.
Ahora que estoy metida en este mundillo, puedo afirmar que la parte más dura de
las oposiciones eres tu mismo.