"Ingredientes:
850ml de leche
9 yemas de huevo
175 grs. de azúcar
100 grs. de pistachos pelados y sin sal
Colorante vegetal verde
Esencia de vainilla
Preparación:
Calentar la leche con la vainilla. No dejar hervir.
Batir las yemas con el azúcar hasta que tomen un color claro. Añadir poco a poco la leche.
Cocinar esta mezcla a fuego lento, sin dejar de remover, hasta que espese lo suficiente y cubra la parte posterior de una cuchara.
Importante: No dejar hervir.
Dejar enfríar. Agregar las gotas de colorante. Una vez frío llevar al congelador. Después de dos horas sacar y batir vigorosamente. Agregar los pistachos picados y llevar de nuevo al congelador.
Una vez que se haya solidificado, batir nuevamente y volver a congelar". Receta de helado de pistacho de http://bienmesabe1.blogspot.com/2007/12/helado-de-pistacho.html
Era una mañana soleada, de buenas temperaturas. Como lo era casi siempre. En Canarias, las islas afortunadas, no solíamos bajar de los 20ºC ni en pleno mes de diciembre. Pero aquella mañana no era navidad, no quería ni pensarlo. Eso supondría pasar aquí dos semanas, en mi Tierra Prometida, o a lo sumo tres. Después, vuelta para Asturias y exámenes de febrero.
No. Era julio. Romerías en pueblos canarios perdidos de la mano de Dios. Trajes típicos. Granizados de fresa. Tardes de playa. Noches con Julio. Cumpleaños primaverales celebrados tardíamente y otoñales...previamente. Y, como no, helados de pistacho.
Mamá hacía los mejores helados de pistacho de toda la isla. Desde bien chiquitos, los muchachos habían venido a su heladería para pasar allí muertas las tardes de calima. Chocolate, limón, Stracciatella. Pero para mí siempre de pistacho. Y cuando se iban todos los clientes y llegaba la hora del cierre, mamá repartía generosa barquillos sobrantes para todos mis amigos. Los muchachos siempre me decían: "¡Qué suerte la tuya! Tus padres heladeros".
Y comerme un helado de pistacho para mí siempre fue sinónimo de casa. Aquellos primeros años en Madrid, cuando empecé a cursar Biología y en vez de ir a clase, me quedaba en el Colegio Mayor, acompañada de otras rezagadas como yo, que odiaban lo que estudiaban, y de una buena tarrina de aquel helado. Casa. Un poco artificial el sabor, pero de todos los que probé...no encontré sabor más parecido al de mamá, que en la tienda de abajo. ¿Sería una señal?
También cuando engordé 10 kg, a causa de aquella "mini-depresión" que me entró por creer que estaba tirando, en Madrid, mi vida a la basura. Tarrinas de helado de ese sabor parecido al de mamá, aunque infinitamente más artificial me acompañaron esos días. Al principio comía y comía y tomaba siempre como postre aquel helado. Después, con 67kg y 1.58 cm de estatura, la comida se convirtió tan sólo en helado. Casa.
Aquella tarde, en el salón de su casa, que les contó a sus padres que Biología no era lo suyo. Aquella tarde también estaba marcada por un gran bol de helado de pistacho.
También la noche, en la que salió por primera vez con Julio. Y también los besos que se dieron.
Y cuando se fue a Asturias a por una segunda oportunidad, en lo único que pensaba era en la recompensa merecida de los helados de su madre si aprobaba aquel curso. Y lo sacó. 1º, 2º, 3º y aún le quedaba el último curso.Pero ya desde hacía tres años todos los veranos había helados de pistacho. Y besos de Julio. Y helados con sabor a beso. Y besos con sabor a pistacho.
Y no era momento de pensar en el último curso. Sino en la foto que Julio le estaba haciendo en aquel momento en la Playa del Socorro. Sonriendo, guapa, perfecta, delgada, sin los 10 kg que habían desaparecido con cada nuevo lametazo de helado no sabía por qué. Con tres cursos de Psicología a sus espaldas. Con muchos retos aún por superar. Con la fiesta de cumpleaños de esta tarde de su amigo Ticu. Pero siempre con un helado de pistacho.