"Son necesarios cuarenta músculos para arrugar una frente, pero sólo quince para sonreír". Swami Sivananda
Una vez en el colegio decidimos
hacer un programa de radio. Creo que fue ahí donde supe que quería dedicarme al
Periodismo. Esto es más mentira que cualquiera de las verdades universales que
se os venga a la mente, ya que el único momento en el que no tartamudeaba por
aquel entonces en el colegio eran las clases de teatro.
Por aquellos días ya me encantaba
leer. En vez de nacer con un pan debajo del brazo, yo nací con el Quijote…
presunciones aparte, mi madre tenía que quitarme hasta el bote de tomate de la
comida, ya que era capaz de leerme los ingredientes una y otra vez, sólo por
leer algo. Tenía una agenda amarilla, la
mejor que he tenido hasta la época, a pesar de la de cosas que puedo apuntar en
mi agenda actual, obsequio de mi querido cuñado y de Mercedes Benz. Sí, espero
que al darle click a este post, me den 5 céntimos por publicidad, ya que es la
segunda vez que les hago mención en el blog.
A lo que iba. En la maravillosa
agenda amarilla había frases para empezar cada día, con una tipología, cuanto
menos, atractiva. Recuerdo que me quedé enganchada a la de “un día sin sonrisas es un día perdido”. Así, se lo propuse a mi
tutor y profesor de gimnasia, también pintor en sus ratos libres, Don Tomás. Me
hizo quedarme de pie con la agendita en la mano durante toda la hora de tutoría
que dedicamos a planificar el programa de radio. Mientras mi mejor amiga,
apresada por la vergüenza ajena, me miraba susurrante: “¡sientaté!”.
Finalmente, ésa fue la frase
elegida para el programa de las narices, en el que no recuerdo nada más que la
bonita frase de mi agenda.
Hoy, mi agenda Mercedes Benz reza
algo de Einstein: “La posesión de medios
de producción maravillosos no ha aportado la libertad, sino la inquietud y el
hambre”.
jajaja, es como los psicólogos.
ResponderEliminarQué identificado me he sentido con lo de leer los ingredientes del bote de tomate, ja, ja!
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