jueves, 9 de mayo de 2013

Y si sonríes, ¿cambia algo?


"Son necesarios cuarenta músculos para arrugar una frente, pero sólo quince para sonreír". Swami Sivananda

Una vez en el colegio decidimos hacer un programa de radio. Creo que fue ahí donde supe que quería dedicarme al Periodismo. Esto es más mentira que cualquiera de las verdades universales que se os venga a la mente, ya que el único momento en el que no tartamudeaba por aquel entonces en el colegio eran las clases de teatro.

Por aquellos días ya me encantaba leer. En vez de nacer con un pan debajo del brazo, yo nací con el Quijote… presunciones aparte, mi madre tenía que quitarme hasta el bote de tomate de la comida, ya que era capaz de leerme los ingredientes una y otra vez, sólo por leer algo.  Tenía una agenda amarilla, la mejor que he tenido hasta la época, a pesar de la de cosas que puedo apuntar en mi agenda actual, obsequio de mi querido cuñado y de Mercedes Benz. Sí, espero que al darle click a este post, me den 5 céntimos por publicidad, ya que es la segunda vez que les hago mención en el blog.

A lo que iba. En la maravillosa agenda amarilla había frases para empezar cada día, con una tipología, cuanto menos, atractiva. Recuerdo que me quedé enganchada a la de “un día sin sonrisas es un día perdido”. Así, se lo propuse a mi tutor y profesor de gimnasia, también pintor en sus ratos libres, Don Tomás. Me hizo quedarme de pie con la agendita en la mano durante toda la hora de tutoría que dedicamos a planificar el programa de radio. Mientras mi mejor amiga, apresada por la vergüenza ajena, me miraba susurrante: “¡sientaté!”.

Finalmente, ésa fue la frase elegida para el programa de las narices, en el que no recuerdo nada más que la bonita frase de mi agenda.

Hoy, mi agenda Mercedes Benz reza algo de Einstein: “La posesión de medios de producción maravillosos no ha aportado la libertad, sino la inquietud y el hambre”.  

Es divertido ir por ahí desentonando con todo un mundo cabreado. Por eso, sonríe. Es como lo de estudiar Periodismo tras haber tenido una infancia tartamuda. Y sí, esa primera frase tampoco es mía.

2 comentarios:

  1. jajaja, es como los psicólogos.

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  2. Qué identificado me he sentido con lo de leer los ingredientes del bote de tomate, ja, ja!

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