lunes, 20 de octubre de 2014

Desencanto

Recuerdo cuando estaba terminando 2º de Bachillerato. Tenía algunas amigas que sabían a qué querían dedicarse el resto de su vida desde antes de cumplir los 18 que nos correspondía ese año y yo, por supuesto, no podía hacer otra cosa que admirarlas. ¡Qué capacidad de decisión! ¡Qué seguridad en sí mismas! Creo que entonces comprendí aquel término de "envidia sana".

Si hay algo que me marcó en mi infancia fue el teatro. Desde que vi actuar a mi mejor amiga en una obra que se llevó todos los premios del certamen en el que entonces participaba mi colegio, decidí apuntarme a teatro. Y seguí haciendo teatro hasta que acabé el colegio, porque, en aquel entonces, no había opción de apuntarse en el instituto y, supongo, que la maldita adolescencia me hizo dejar de preocuparme por el séptimo arte. 

Cuando llegué a 2º de Bachillerato, seguía teniendo un bonito recuerdo por el teatro y, como había que decidir YA qué narices de carrera universitaria estudiar al año siguiente, decidí que quería escribir guiones o, incluso, dirigir obras de teatro o películas de cine. Finalmente, me metí en Periodismo y el gusanillo de informar se me empezó a meter por el cuerpo. Así que no, como ya me pasó en el instituto, yo no sabía que quería ser periodista hasta que no empecé la carrera; no como les ocurrió a muchas de mis compañeras de facultad, que ya se sentían Ana Blanco desde que se ducharon solas por primera vez y la "alcachofa" de la ducha hacía las veces de micrófono.

Y aquí es donde entra en juego el título de este post. Creo que fui de las mejores estudiantes de nuestra época, no por mis buenas notas, sino por las numerosas prácticas laborales que hoy en día figuran en mi CV. Y es que he estado en todas partes: tele, radio, prensa, agencias de noticias y de comunicación. Ojo, esto no quiere decir que no haya muchos CV por ahí bastante parecidos al mío. 

Pero este año la gota que colmó el vaso de mi desencanto hacia esta profesión ha caído hasta rebosarlo. Y vuelvo a sentirme como aquella chica de 18 que estaba algo perdida con respecto a su futuro.

Creo que los profetas que abundan en este mundillo tienen parte de culpa. Aún estoy esperando que Grecia salga de la Unión Europea, el rescate a la economía española, los millones de contagiados por la gripe A (primero) y el ébola (después) en España, que Casillas deje el Real Madrid y una sarta de gilipolleces más que leo y escucho entre cábalas y predicciones que poco tienen que ver con información.

Quizá que a muchos se les llene la boca con la famosa frase de: "yo soy periodista" tampoco ayude. Pero esta frase puede cambiar la última palabra, aplicándosele a cualquier recién licenciado universitario que se crea en el derecho de usarla por el hecho de haberse aprendido artículos, formas y postulados que poco tienen que ver con el ejercicio profesional. Yo, ahora mismo, puedo decir que estudié Periodismo, pero que estoy trabajando como gestora cultural de una embajada... por lo tanto, no soy periodista. Igual que la mayoría de amigos que se licenciaron conmigo. Por tanto, 1+1 creo que siguen siendo 2.

Y que me gusta. Me gusta no tener claras las cosas ni con 18 ni con 28, porque tenemos muchísimas posibilidades a nuestro alcance. No quiero quitar méritos a aquellas amigas que ya sabían cómo iba a transcurrir su vida en los próximos años. 

Pero hoy, bueno, supongo que esto es resultado ya de algunos meses pensándolo... estoy desencantada.

4 comentarios:

  1. Yo sí sabía que quería ser periodista antes de empezar bachillerato, pero a mí lo que me desencantó bastante fue la carrera. En la facultad lo pasé genial, pero no gracias a muchas de las clases. Nunca entendí qué importancia podía tener para mi carrera profesional tanta teoría de la comunicación, tanta sociología, tantos nombres y hechos históricos que sólo aprendería para aprobar los exámenes. Eché en falta que nos enseñaran a ser periodistas, algo que pronto descubrí que sólo se aprendía con la práctica, ejerciendo la profesión.
    Ahora no ejerzo a la manera tradicional, pero me sigo considerando periodista. El blog me mantiene en contacto con la profesión y disfruto cuando de vez en cuando escribo alguna crónica.
    Como tú, estoy bastante desencantado con la manera como los grandes grupos de comunicación han destrozado el periodismo. Lo han convertido en una guerra de intereses económicos donde la información es lo de menos. Me da pena y asco a partes iguales.
    El sensacionalismo, la exclusiva basada en rumores o en datos sin contrastar, han tomado el mando. Es decir, lo contrario a lo que nos enseñaron que debía ser una información periodística.
    El periodismo está en crisis, pero es normal, ¿no está en crisis la sociedad, los valores sobre los que se supone que se sustenta?
    Lo dejo ya, porque me va a acabar saliendo un post, jajaja.
    ¡Un abrazo!

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  2. Me gusta que estés desencantada, así no dejarás de seguir buscando. Por cierto, escribe más. :)

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  3. Camino contrario pero mismo resultado :-) Lo tenía claro desde 5º de EGB, me desencantó la carrera, no pude hacer prácticas porque tenía que trabajar, pero ya en la universidad, aunque me apasionaba estudiarlo (según que asignatura), veía que eso no era lo mio. Yo no era capaz ni de tanto peloteo, ni de tanta tontería, ni de usar frases rimbombantes para que parezca que se de lo que hablo, ni sobre todo de mentir. Tengo un título de periodista, me lo considero porque creo que siento como tal pero ejercer... eso no, ni lo quiero. Ya veremos donde me lleva la vida.

    Besos!

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  4. Muchas gracias, veo que somos más de mi especie y me gusta... A seguir caminando, que no hay por qué tenerlo todo claro en un determinado momento ;)

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