martes, 19 de enero de 2016

Las necesarias divisiones de un objetivo a largo plazo

"Caminante, no hay camino, se hace camino al andar". Antonio Machado

Siempre fui impaciente. No sé si el hecho de que mi madre y mi abuela también lo sean tiene algo que ver. Pero necesito ver resultados tangibles, reales y que lo que estoy haciendo en cada momento sirva para algo o tenga algún significado. Por eso, erróneamente, he creído toda la vida en las señales, hasta el punto de autoengañarme con absurdeces del tipo: “si esta persona aprueba la oposición, significa que yo también lo haré”, por poner uno de los ejemplos más recientes.

Otras veces soy más reflexiva, parte de padre, pero nunca dejo de ser impulsiva. Recuerdo cuando uno de mis profesores del Máster me comentó que aún no estaba admitida en dicho Máster, me dije a mí misma que lo iba a estar, ¡vaya que si lo iba a estar! Supongo que ese empeño emocional que hace aparición de vez en cuando, me empuja a seguir haciendo cosas. Aunque, a veces, también aparece en el mal sentido para engañarme a mí misma sobre lo incapaz que puedo llegar a ser.

Hay algo de lo que me he dado cuenta en este proceso de la oposición y ha sido de mi impaciencia. También es cierto que me está ayudando a intentar controlarla, y a otras muchas cosas, como aprender técnicas de relajación o de parada de pensamiento, a no ser tan dura conmigo misma y a descubrir lo que me hace seguir.

Precisamente los objetivos a “corto plazo” me sirven para ello. Hoy he estado haciendo cuentas con el calendario y el temario, y puede que acabe la primera vuelta en, más o menos, 6 meses. Algo que para mí parecía no tener fin hace semanas, puede convertirse en una realidad en junio o julio. Y me ha hecho sentirme inmensamente feliz y también agradecida conmigo misma, porque veo que mis esfuerzos van dando resultado.

Justo ayer, mi marido me comentó que, en la industria del videojuego, han ido perfeccionándolos hasta el punto de que no solo lo que vale es la recompensa final, sino que también aparecen pequeños logros por el camino, como “una estrella”, “un nuevo arma”, “alguien que te acompaña”, etc., según sus propias palabras. Esta charla no ha podido venir en mejor momento, porque darse una vuelta al temario quizá sea insignificantemente grandioso, y ver posibles que pueden cumplirse me ayuda.


Me estoy dando cuenta de lo mucho que depende la oposición de mí al escribir estas palabras. De mis horas de estudio, de mi estado de ánimo, de mi fuerza de voluntad o de mi constancia. Ahora que estoy metida en este mundillo, puedo afirmar que la parte más dura de las oposiciones eres tu mismo.

2 comentarios:

  1. Topalantismo, pequeña... topalantismo. To' pa'lante!! Poco a poco y afianzando, es como se consiguen las cosas... para quedarse.

    ResponderEliminar
  2. Sabio consejo de tu marido, pero el experto en videojuegos es Eric :P

    Tu a tu ritmo, que no se conquistó Zamora en una hora.... y sobretodo no desesperes ;)

    ResponderEliminar